miércoles, 29 de abril de 2020

El modelo de vida que nos heredó el cristianismo


RESUMEN
En el denso recorrido histórico en que han transitado nuestras sociedades, se han constituido distintas formas de organización social que en su respectivo momento han resuelto necesidades y facilitado el buen funcionamiento de tales sociedades, por consiguiente, este dinamismo nos ha conducido por sistemas económicos, sociales y políticos que conocemos como comunidad primitiva, esclavismo, feudalismo, hasta situarnos en la disputa contemporánea entre el capitalismo y el socialismo. Esta flagrante lucha de clase expone explícitamente interrogantes que nos instan a reflexionar en cuanto a dónde van nuestras sociedades actualmente y qué tipo de sociedad prevemos para el futuro. En este sentido, el presente ensayo se enfoca en dejar contenidos de discusión que nos conlleve a reflexionar sobre estas cuestiones, y para ello, se ha retomado como punto de partida el valioso aporte del cristianismo primitivo en materia de organización social, a partir del cual se ha realizado una amplia reflexión que ha permitido discurrir entre qué ideología actualmente representa los valores que el cristianismo nos heredó como modelo de vida para construir sociedades basadas en la solidaridad, cooperación y justicia social.

Palabras claves: Cristianismo, Justicia social, Modelo, Neoliberalismo, Socialismo.

INTRODUCCIÓN
Las coyunturas emergidas en los distintos tiempos históricos han permitido que en innumerables sociedades surjan diversas formas de organización social, política y económica que en su momento les ha permitido resolver sus problemas, establecer una base de relaciones sociales interdependientes, formular sus propios sistemas de valores, crear una estructura jurídica peculiar y garantizar principios económicos elementales en función de satisfacer las necesidades de ciudadanos y ciudadanas; todo esto, a fin de abonar a la constitución de un sistema de organización que favorezca el buen funcionamiento de la sociedad y privilegie el bienestar y el buen vivir de todas y todos los ciudadanos.

En este denso recorrido histórico y extenuante proceso de búsqueda de un sistema que solvente las necesidades de todos sin afectar los privilegios de nadie, la humanidad ha trascendido de un sistema a otro, desde la comunidad primitiva, el esclavismo, el feudalismo, hasta la disputa contemporánea entre el capitalismo y el socialismo, emergiendo en todos estos el nicho común de la lucha de clases como motor espontáneo de reorganización social, siempre con el tenor de los más indefensos y desposeídos, que por desventajas heredadas, no han logrado embarcarse entre las cúpulas dominantes pero sus reivindicaciones sí han hecho posible el dinamismo de la historia. Este fenómeno repetitivo históricamente deja abierto un tremendo bagaje de preguntas que podrían condensarse en: ¿Hacia dónde van nuestras sociedades actualmente?, y ¿Qué tipo de sociedad estamos construyendo?

Independientemente a esto, no se ha logrado trazar un modelo universal que conduzca a las sociedades hacia un mismo diseño y modo de organización social, todo parece indicar que nuestra realidad nos sitúa ante un sistema multipolar basado en las realidades sociales, geográficas, históricas, políticas, culturales y económicas de cada contexto. Sin embargo, a expensas de estos vaivenes sujetos a la dialéctica de la historia, en el presente ensayo se ha retomado la experiencia vívida del cristianismo, no solamente como doctrina espiritual, más bien, visto desde un punto de vista de lo que nos ha heredado en materia de organización social. Para ello, se ha retomado propiamente al pasaje bíblico situado en Hechos 4.32-37, en donde se nos desvela como herencia, interesantes pautas y principios de organización social que deben regir una sociedad permeada con los valores y el modelo de vida del cristianismo.

No obstante, el presente ensayo analiza este momento histórico del cristianismo, y extrae de él, nociones básicas de organización social que seguramente en el transcurso del escrito sabremos dilucidar de qué corriente ideológica representan esta noción cristiana en la actualidad, y qué corriente ideológica toma distancia de estos preceptos religiosos.

DESARROLLO
Recientemente, el pasado 15 de enero con la conmemoración histórica del 50 aniversario de la inmolación del poeta de las catacumbas Leonel Rugama, venía a mi memoria el poema “Como los Santos”, en el cual Leonel convida a los trabajadores de todos los oficios y de todos los sectores económicos marginados de nuestra sociedad, háblese de carretoneros, carboneros, del chofer, taxista, camionero, busero, soldador, zapatero, afilador de cuchillos, vende chicles, vende bolis, vende agua, de los ciegos pide limosna, verduleras, fritangueras, sirvientas, cantineras y espiritistas inclusive (Biblioteca Omegalfa, 2018), a ellos y a hermanos y hermanas de demás oficios, Leonel los insta a conocer la vida en las catacumbas, símbolo de resistencia y constante lucha contra la dictadura somocista, asimismo como fueron las catacumbas cristianas ícono de resistencia indómita ante el incesante acechamiento de las hordas romanas.

Así pues, cito a Leonel porque entre la lucha cristiana y la lucha revolucionaria gestada desde Sandino hasta el triunfo de la Revolución Popular Sandinista en 1979, existe mucho paralelismo y una herencia en temas de organización y modelo de vida que en otro momento podríamos dilucidar con mayor hondura, ya que lo que se pretende plantear en el presente escrito, a manera de discusión para creyentes cristianos, académicos, personas interesadas en temas políticos y lectores asiduos en general, es el modelo de vida que, en medio de la persecución y el acechamiento constante, los cristianos asumieron como conductas y valores ante esa coyuntura histórica, al igual que lo asumieron los revolucionarios en la clandestinidad.

En este sentido, estos primeros cristianos en los albores de la primera década de nuestro calendario gregoriano, se agruparon como predicadores del evangelio a raíz de la muerte y resurrección de Cristo, y plantearon esenciales principios, códigos de conductas y normas de vida que surgieron de manera natural en el contexto de la persecución romana, los cuales se evidencian en el escenario descrito en Hechos 4.32-37 (Reina Valera, 1960), del cual extraemos una enorme herencia en materia de organización social que a continuación se puntualiza:
  • La población era de un corazón y un alma (Reina Valera, 1960, Hechos 4.32).
  • Ninguno decía ser propio nada de lo que poseía (Reina Valera, 1960, Hechos 4.32).
  • Tenían todas las cosas en común (Reina Valera, 1960, Hechos 4.32).
  • No había entre ellos ningún necesitado (Reina Valera, 1960, Hechos 4.34).
  • El precio de algo vendido se traía a los apóstoles y se repartía a cada uno según su necesidad (Reina Valera, 1960, Hechos 4.34-35).

A partir de estas prácticas sociales presente en el cristianismo primitivo, dejo suelto algunos cuestionamientos concretos sobre la disparidad evidente de los valores heredados del cristianismo, y los valores que traslapan las arengas eufóricas de ideologías y partidos políticos de derechas que con su proyecto neoliberal insisten en llevar felicidad, prosperidad y desarrollo a nuestros pueblos. A ellos interpelo y les digo lo siguiente:

  • ¿Acaso su posición libero-burgués les permite empalmar en las necesidades del pueblo y construir un programa político, económico y social que responda a esa alma, a ese sentir y a ese corazón del pueblo popular? Es notorio que su posición social y ubicación geográfica de sus residencias distan mucho de las del pueblo, es decir, no comparten el mismo corazón y la misma alma del pueblo (Reina Valera, 1960, Hechos 4.32). Por eso, fácilmente podemos responder para quién gobernaron en sus 16 años de neoliberalismo.
  • Reflexionemos, ¿Qué tipo de comunidad avizoraba el cristianismo primitivo para el futuro: una sociedad fragmentada en clases sociales profundamente desiguales, o una sociedad basada en los conceptos de equidad, cooperación amistosa y ayuda mutua? No olvidemos que “Ninguno decía ser propio nada de lo que poseía” (Reina Valera, 1960, Hechos 4.32) y todos “Tenían todas las cosas en común” (Reina Valera, 1960, Hechos 4.32). Era un modelo de bien común que no se basaba en el egocentrismo ni en la libre competencia en donde siempre terminan imponiéndose los más pudientes.
  • Preguntémonos: ¿Qué nos deja como ejemplo el cristianismo: la concentración de riquezas en pocos o la distribución de la riqueza según las necesidades de todos y todas?; dicho de otra manera, ¿Qué primaba como fin en las relaciones sociales: la cooperación económica como elemento indispensable para generar oportunidades de desarrollo, o la competencia como mecanismo de dominación para perpetuar el dominio de los más ricos sobre los más pobres?; cuando Lucas –su autor- claramente expresó que “No había entre ellos ningún necesitado (Reina Valera, 1960, Hechos 4.35), es precisamente porque compartían y distribuían equitativamente los bienes según las necesidades de todos y todas sin dar lugar a la avaricia, acaparamiento y acumulación perniciosa de los recursos. Es decir, todo lo contrario a lo que hace el neoliberalismo obsceno con su libre mercado y la concentración, acumulación y revitalización del capital.
  • Y en cuanto a las mercancías y los medios de producción, ¿Cuál era el fin de estos en la sociedad cristiana: Generar ganancias o satisfacer necesidades? Literalmente el pasaje bíblico nos proporciona una valiosa herencia: “El precio de algo vendido se traía a los apóstoles y se repartía a cada uno según su necesidad” (Reina Valera, 1960, Hechos 4.34-35), es decir, se trataba de un modelo de Estado participativo y responsable socialmente, que tenía en sus funciones esenciales contribuir a la solución de las necesidades del pueblo, por lo tanto, no era un modelo de Estado elitista en donde se reduce su rol a su mínima expresión para evadir la responsabilidad y el compromiso social como suele accionar el neoliberalismo.


Sin embargo, como antítesis a este modelo de vida de los primeros cristianos, surgió un modelo usurpador, oportunista y arribista impelido por la profusa ambición y la avaricia desmedida de dos rufianes y embusteros –seguramente con nocivos pensamientos emancipadores-, quienes intentan engañar al Apóstol Pedro sustrayendo parte de la riqueza generada por la venta de una heredad, a los cuales Pedro tajantemente los increpa diciendo: “¿Por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad?” (Reina Valera, 1960, Hechos 5.3). Porque la doctrina individualista expresada en la apropiación de los medios de producción, en la concentración de la riqueza y en la acumulación de capital es adversa a los preceptos cristianos, precisamente porque no conducen a alcanzar el bienestar, el bien común, la paz y la justicia social entre los miembros de una sociedad. No obstante: ¿Acaso en el cristianismo era admisible la producción de plusvalía a costa de la explotación de la fuerza de trabajo y del control de los medios de producción siempre de los más pudientes sobre los más necesitados? No, y quienes osaron en quebrantar ese modelo de vida solidario y complementario simplemente expiraron: Ananías y Safira (Reina Valera, 1960, Hechos 5.1-11).

A decir bien, la sociedad cristiana es ejemplo de organización social en medio del acechamiento, la precariedad, la escasez y la ilegitimidad en que le correspondió surgir –porque los romanos repudiaban los valores del cristianismo-. Amplias reflexiones, profundas críticas, dramáticos escenarios hipotéticos y severas posiciones sociológicas, políticas y económicas podemos construir a partir del modelo de vida que desarrollaron los primeros cristianos en aquellos bastiones geográficos, no obstante, es admirable cómo las condiciones sociales de entonces: persecución, clandestinidad, represión, opresión e intimidación, fueron factores auspiciadores para la constitución de este modelo de vida; por eso con mucha contundencia Pablo ratificaba que “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” (Reina Valera, 1960, Romanos 8.28).

Esto que hemos venido sosteniendo deja nociones claras que el modelo de vida del cristianismo es totalmente incongruente con el neoliberalismo; con esa ideología reticente patentizada –enmascarada- en una retórica de modernidad, desarrollo, inversión, democracia, libertad, programas de ajuste y consenso, es decir, esa ideología que se sustenta en un discurso opulento y precedido –por supuesto- de una estrategia mediática afinadísima que lo convierten en una mercancía apetecible, pero en realidad es una propaganda demagógica que margina al pobre y enaltece al rico; porque en realidad el neoliberalismo facilita el proceso de acumulación y concentración del capital privado, promueve la mercantilización de todo lo que es intercambiable, utiliza al Estado como guardián y asegurador de sus políticas económicas, privatiza los derechos sociales básicos como educación, salud y vivienda –dicho sea de paso, esto es un gasto público no una inversión social para el neoliberal-, privatiza los sectores estratégicos como petróleo, electricidad, y agua, en fin, privatiza todo aquello que posea alta rentabilidad económica (Serrano, 2015).

Contrario a esta corriente ideológica que así como multiplica su capital multiplica al proletariado, los proyectos de la izquierda revolucionaria en América Latina han definido claramente para quién gobernar y qué modelo de sociedad construir. En Nicaragua, ¿Acaso no es cristianismo construir 19 hospitales públicos y brindar educación gratuita a 2.3 millones de estudiantes de todos los subsistemas educativos del país en trece años de revolución? O por si fuera poco, ¿No es parte del compromiso cristiano y solidario asegurar la merienda y la mochila escolar a estudiantes de la educación pública, y sus respectivos materiales didácticos al profesorado que se desborda día a día en la loable profesión de propiciar la formación de ciudadanía de nuestros niños y niñas? (Franco, 2019). Eso es ser de un mismo corazón y una misma alma (Reina Valera, 1960, Hechos 4.32), porque como cristianos creemos que “El que le suple semilla al que siembra también le suplirá pan para que coma, aumentará los cultivos y hará que ustedes produzcan una abundante cosecha de justicia” (Reina Valera, 1960, 2 Corintios 9.10), es decir, tenemos constituido un modelo de gobierno con justicia social.

Además de esto, en nuestro pueblo ya casi como un adagio popular repetimos coloquialmente el segundo mandamiento de gran promesa: “(…) Amarás a tu prójimo como a ti mismo (Reina Valera, 1960, Mateo 22.39). ¿Acaso no es amar al prójimo, restituir sus derechos sociales y asegurar el pleno ejercicio de la ciudadanía nicaragüense garantizando los programas sociales de Casas Maternas, Centros de Desarrollo Infantil (CDI), Usura Cero, Plan Techo Solidario, Casas para el Pueblo, Bono productivo alimentario, Programa productivo alimentario, Bono para bachilleres, el 6% Constitucional para la Educación Superior, entre otros? (Comité Ecuménico Latinoamericano por la Paz en Nicaragua, 2018). Porque Nicaragua se ha apropiado de ese modelo de vida de los primeros cristianos impulsando su modelo de gobierno basado en valores cristianos, ideales socialistas y prácticas solidarias, en donde los valores de unidad, cooperación, justicia social, equidad, fraternidad, amistad y cristiandad, es la respuesta oportunidad y pertinente para construir la sociedad de los primeros cristianos.

CONCLUSIÓN
Leonel tenía razón, los sectores empobrecidos y marginados, las clases medias, los más pudientes, la burguesía, el gran capital, los trabajadores, los obreros, los profesionales, todos y todas, debemos ver hacia las catacumbas y construir relaciones sociales como las de las catacumbas, asimismo, aprender a no explotarnos unos a otros y, por el contrario, aprender a cooperar y ayudarnos entre nosotros mismos. Los cristianos tenían razón: la acumulación del capital es inhumana y anticristiana; la competencia genera desigualdad si no hay igualdad de oportunidades y de condiciones para competir; el fin de las mercancías no es solamente su multiplicación y sus respectivas ganancias, sino satisfacer necesidades; las sociedades no se desarrollan natural y espontáneamente, se necesita de la mediación apostolar del ser humano para garantizar relaciones basadas en la justicia social, tal como la garantizaban los Apóstoles; la justicia social es una lucha inalienable, indeclinable y constante para construir sociedades en bienestar y con bien común.

Finalmente decir que, hemos anunciado frontalmente que en el gobierno del Frente Sandinista el pueblo es presidente; que la lucha contra la pobreza es la única guerra constante que los nicaragüenses estamos librando desde aquel histórico 10 de enero de 2007; que Nicaragua es Cristiana, Socialista y Solidaria porque el plan de gobierno se fundamenta en la justicia social, en la equidad y en el bienestar de todas y todas; hemos dicho que arriba los pobres del mundo irrepetiblemente, precisamente porque gobernamos para los más desposeídos y porque reivindicamos el cristianismo como modelo de vida y modelo de gobierno para las familias nicaragüenses; con hechos concretos que dan validez a este modelo, se ha aprobado un Presupuesto Nacional que destina más del 54% para la reducción de pobreza a través de programas de subsidios, acceso a la educación y cooperación para las familias más humildes de nuestro pueblo; y hemos afirmado que iremos siempre más allá hasta agotar todos los medios posible a fin de llevar la felicidad a todos los hogares nicaragüenses. ¿Acaso no consiste en eso el modelo de vida que nos heredó el cristianismo?

BIBLIOGRAFÍA
Biblioteca Virtual Omegalfa (2018). Entre los poetas míos… Leonel Rugama. Colección Antológica de Poesía Social.
Comité Ecuménico Latinoamericano por la Paz en Nicaragua. (2018). Informe Nicaragua Sandinista y Justicia Social.
Correa, R. (2019, 12 de diciembre). Los enigmas del desarrollo [Archivo de video]. Video dirigido a https://www.youtube.com/watch?v=eCpUPbyYACY
Franco, F. (2019, 30 de enero). 12 grandes logros en 12 años de gobierno del pueblo. Visión Sandinista. Recuperado el 27 de febrero de 2019, de http://www.visionsandinista.net/2019/01/30/12-grandes-logros-en-12-anos-de-gobierno-del-pueblo/
Reina Valera (1960). La Santa Biblia.
Serrano, A. (2015). América Latina en disputa. República Bolivariana de Venezuela: Fundación editorial El perro y la rana.


lunes, 23 de marzo de 2020

Dominación e intervención extranjera en Nicaragua

·         La invasión española: choque entre culturas
La llegada de Cristóbal Colón al hemisferio occidental en nombre de la Corona española es un hecho, pero evidentemente no corresponde al primer contexto externo con este inmenso territorio que después se llamaría América. Sin embargo, la llegada de Colón tiene un valor histórico que nadie pone en duda, y dio paso a que posteriormente se llevara a cabo la conquista y colonización, anteriormente, ninguno de los visitantes, que fueron varios, tuvieron la capacidad para colonizar este hemisferio, ni traían ese objetivo.

No obstante, con la llegada de los españoles en 1523 al territorio de la Nicaragua de hoy, se inició la resistencia indígena, que de forma permanente se opuso al dominio del invasor. Muy lejos de ser un “descubrimiento”, como dicta la historia convencional escrita y legitimada por el opresor, fue un choque violento entre culturas, una lucha constante de nuestros grupos originarios contra el colonialista español mantenida luego durante los tres siglos que duró la dominación. Se caracterizó por ser un período con un elevado costo en destrucción de vidas humanas a través de guerras, trabajo pesado, genocidio y enfermedades desconocidas provenientes del continente europeo, ante las que nuestro pueblo no poseía anticuerpos.

Cabe indicar que, los colonizadores llegados a estas tierras no pertenecían a los ejércitos regulares coloniales, sino que eran muchos de ellos ex convictos que buscaban una mejor posición económica y social sin importarles el uso de formas o medios criminales para obtenerlas. Como consecuencia, la resistencia indígena en Nicaragua fue una lucha armada, acompañada de otras modalidades violentas y pacíficas, que de forma permanente se realizaron en respuesta a la crueldad y explotación de los invasores españoles y autoridades coloniales, y sobre todo a la defensa de su cosmovisión y su tierra. A pesar de la superioridad militar española, esta resistencia heroica deja al descubierto cómo el ejemplo de la lucha indígena contra el opresor, marca la conciencia combativa de los pueblos de Nicaragua en busca de justicia, patria y libertad.

A expensas de esto, no se puede desconocer el mérito, desde el punto de vista científico y humano, de la hazaña de Colón, de su coraje personal y de la capacidad para aprovechar la escasa experiencia acumulada hasta entonces en cuanto a la navegación oceánica. Sin embargo, no podemos omitir que Colón fue un hombre de su tiempo y que llegó a América con la cruz y con la espada a tomar posesión de todo lo que se encontraba, y como consecuencia de esto inició la conquista de nuestros pueblos americanos, el desalojo de sus tierras, la destrucción de sus civilizaciones, el exterminio de la población indígena, pues ¿Cómo vamos a ignorar que las guerras, las matanzas indiscriminadas, la explotación más feroz, hasta las enfermedades importadas de Europa, liquidaron a decenas de millones de seres humanos en uno de los procesos más sangrientos y dramáticos que registra la historia de la humanidad?

En este sentido, debemos hacer una conmemoración crítica del hecho “descubrimiento”, porque la verdad es que lo que se trató fue de la imposición de una cultura sobre otra. Ejemplo de esto fue el repugnante comercio de seres humanos en virtud del cual, durante más de tres siglos, incontables millones de africanos fueron arrancados a la fuerza de sus patrias y sometidos a un régimen de trabajo brutal en las plantaciones y minas de América.

·         La doctrina Monroe
La política expansionista norteamericana encuentra su mejor expresión en la “Doctrina Monroe”, llamada así por la declaración en 1823 del presidente James Monroe, con la finalidad de evitar que las antiguas colonias españolas de América cayeran bajo el dominio de las potencias europeas, pues deseaban reservar esta vasta zona como exclusivo campo de acción para la futura empresa de expansión comercial en el contexto de su creciente poderío industrial y económico. Su famosa idea declarada fue “América para los americanos”, que inicialmente hizo suponer a nuestros pueblos que la nueva potencia surgía para proteger la soberanía de Hispanoamérica de las amenazas europeas, pero en el trasfondo, esto era un plan yanqui para apoderarse sin oposición de todo el continente americano y someterlo a la hegemonía de Washington.

·         El filibusterismo y la Guerra Nacional
Un aventurero del sur, Byron Cole, logró entenderse con el Lic. Francisco Castellón, presidente del gobierno provisorio de León, a quien convenció para que contratara una fuerza mercenaria que, llegada de los Estados Unidos, le apoyara en su lucha contra los granadinos conservadores con quienes se disputaban el poder y el control de Nicaragua. Estas personas, a cambio de su apoyo recibirían sueldo y tierras gratuitamente al finalizar la contienda. Cole traspasó el contrato al notorio aventurero William Walker, quien ya había adquirido experiencia filibustera en su intento por arrebatarle a México el Estado de Sonora.

En la guerra filibustera, Walker rompió con sus aliados liberales y logró apoderarse de la ciudad de Granada, fusiló a dirigentes políticos de ambos bandos y aumentó el número de falangistas y armamentos que le enviaban de los Estados Unidos; así también, se proclamó presidente de Nicaragua en 1856 y decretó el inglés como lengua oficial, además, Walker confiscó haciendas de mestizos para entregárselas a individuos de raza blanca y ordenó el restablecimiento de la esclavitud. Todo esto con apoyo y reconocimiento del gobierno de los Estados Unidos, puesto que sus intereses comunes los congregaba a librar una lucha común con el interés de apoderarse de la ruta del tránsito transoceánico de Nicaragua y obtener mano de obra barata para la producción industrial y el trabajo obrero.

·         Diplomacia del dólar
Derrotado el gobierno de Zelaya, Estados Unidos implementa la nueva política exterior denominada “Diplomacia del dólar”, la cual consistía en el otorgamiento de empréstitos a ciertos países bajo condiciones más o menos onerosas, con garantías oficiales que aseguraban a los banqueros prestamistas una razonable protección por parte del Departamento de Estado Norteamericano. Este la ejercía controlando, como garantía de las inversiones, los ferrocarriles, telégrafos, bancos y aduanas de los países prestatarios. Esta política, resultó ser una forma de dominación sutil, ya que por la vía del endeudamiento y con la agresión militar en segundo plano, el país pasaba a subordinarse política y económicamente al Departamento de Estado norteamericano.

·         Los pactos Dawson y el tratado Castrillo Knox
Thomas Dawson, al llegar a Nicaragua el 27 de octubre del 1910 como enviado especial de los Estados Unidos luego del golpe de Estado a José Santos Zelaya, instruyó a los líderes insurrectos nicaragüenses a firmar lo que se denominaría Pactos Dawson, que incluía lo siguiente:  Elección temporal de un presidente y vicepresidente, en este caso, Juan José Estrada y Adolfo Díaz; la negociación de un empréstito garantizado con un porcentaje de los derechos de aduana; y un desembolso en concepto de préstamo para el establecimiento de un banco administrado por banqueros yanquis, el mejoramiento del ferrocarril que ellos controlaban, y la construcción de un nuevo ferrocarril con dinero del país.

·         Saqueo de los bienes nacionales a través de empréstitos
El 8 de octubre de 1913, Nicaragua suscribió con los Brown Brothers un tercer empréstito por dos millones de dólares. Se garantizó: con un gravamen sobre los derechos de aduanas subsiguientes a los concedidos con anterioridad; con las acciones prendadas del Banco Nacional y del Ferrocarril del Pacífico que pertenecieran a Nicaragua. Además, el país vendió el 51% del capital del Ferrocarril Nacional del Pacífico en un millón de dólares, y el 51 % de las del Banco Nacional por 153 mil dólares. Como si ello no bastara, en caso de que la “República” “deseara” vender sus acciones prendadas en el Banco y en los Ferrocarriles, daría el derecho preferente de compra a Brown Brothers. 

Al final, los banqueros sencillamente se prestaron para pagarse a sí mismos, o dieron dinero a cambio de apoderarse de los bienes del país. Entregaron 750 mil a la República, 153 mil al Banco. Y eso fue todo. Pero adquirieron un crédito por un millón 60 mil dólares, hipotecaron las aduanas administradas por un agente suyo y se apoderaron del Ferrocarril y del Banco. Pagando todo, Nicaragua salió debiendo un millón 60 mil dólares a los banqueros, perdió el saldo Ethelburga, sus bancos y ferrocarriles pasaron a ser controlados y manejados por los Brown Brothers.

En 1909 ocurre el asesinato de dos norteamericanos de apellidos Cannon y Groce, culpables de participar en acciones armadas contra el Gobierno de Nicaragua. Al respecto, el Gobierno de los Estados Unidos dirige una nota conocida como “Nota Knox”, al gobierno de Nicaragua, en la cual declara abiertamente el derecho de intervenir en los asuntos internos de Nicaragua. Así en 1910, barcos de guerra de EEUU intervienen a favor de los conservadores de Nicaragua, e imponen un gobierno entreguista. Hacia 1912, el país es ocupado por millares de infantes de la marina de EEUU, y Benjamín Zeledón emprende una lucha de resistencia en contra de la ocupación militar de Nicaragua.

·         El tratado Chamorro-Bryan
Este ocurrió el 5 de agosto de 1914 a cargo del secretario de Estado de los Estados Unidos, William Jennings Bryan, y el enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de Nicaragua, Emiliano Chamorro; este tratado consistió en lo siguiente:

·         Perpetuamente Nicaragua concedía a Estados Unidos el derecho exclusivo y propietario para que, cuando éste lo estimada conveniente, construyera, operara y mantuviera un canal interoceánico por Nicaragua.
·         En 99 años, Nicaragua daba en arriendo a Estados Unidos Las islas de Maíz y le concedía el derecho a establecer, operar y mantener una base naval en cualquier parte del Golfo de Fonseca que estuviera comprendida en su territorio. Ambas concesiones se sujetarían exclusivamente a leyes y soberanía estadounidense.
·         Al momento de ratificarse el tratado, Nicaragua recibiría en concepto de pago por la venta de su territorio, tres millones de dólares.

·         Política del Gran Garrote (Big Stick)
Esta política fue formulada por el presidente Teodoro Roosevelt (1901-1909), y tuvo como antecedente la guerra hispano-cubana norteamericana, primera guerra imperialista, que ocurrió precisamente en Cuba y trajo como resultado la pérdida de la independencia al imponerse la República Neocolonial. Este tipo de política consiste en el uso de la fuerza contra los países que se negaran a aceptar sus ofertas "generosas". Cuba no fue el único país sobre el cual cayeron las garras del águila del norte. A partir de ese momento se aplicaría el Big Stick o Gran Garrote, caracterizada por las intervenciones militares directas de los marines norteamericanos, en Santo Domingo, Panamá, Nicaragua, México, Haití y Cuba.

Nicaragua fue intervenida militarmente a partir de 1912 cuando 2.700 marines norteamericanos invadieron Nicaragua “para proteger los intereses de Estados Unidos durante un conato de revolución dirigido por el General Benjamín Zeledón, dando comienzo a una ocupación que se mantendría casi continuamente hasta 1933, siendo expulsados por el General Augusto C. Sandino y su Ejército Defensor de la Soberanía Nacional.

·         Política de la buena vecindad
Esta nueva estrategia de dominación norteamericana, aparece como una fórmula tendiente a no comprometer directamente a Estados Unidos en los asuntos internos de los países latinoamericanos, por tal razón, se postuló el principio de la no intervención. Desde entonces, la principal forma de penetración imperialista en el continente tendría un carácter primordialmente económico y la intervención militar pasaría a segundo plano. Por consiguiente, Estados Unidos fomentó por varios rincones de América Latina la existencia de dictaduras militares, a las que financiaría, asesoría y apertrecharía. La imposición de regímenes militares entreguista y la formación de la guardia nacional explicarían por sí mismo en qué consistía la política de la buena vecindad. 

Por citar un ejemplo, el Centroamérica la situación política figuraba de la siguiente manera: En Guatemala, se implantó la de Jorge Ubico (1931-1944); en El Salvador, la de Maximiliano Hernández Martínez (1935-1944); en Honduras, la de Tiburcio Carías Andino (1935-1949); en Nicaragua, la de Anastasio Somoza García y sus herederos (1934-1979), y la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo (1930-1961) en República Dominicana. 


Referencia:
Borge, T. (2009). Un grano de maíz. Conversando con Fidel Castro. Edición Peruana Nicaragüense.
Colectivo de asignatura de Geografía e Historia de Nicaragua. (2019). Dossier de Geografía e Historia de Nicaragua. UNAN-Managua.
Díaz, A. (2013). Las tres revoluciones independentistas de América desde la historia de Nicaragua. Managua: Aldilá.
Equipo de capacitación Departamento Managua, FSLN 2020. Tema 1: De Diriangén a Sandino. Las raíces de nuestra rebeldía.
Fonseca Amador, C. (1981). Nicaragua Hora Cero. En Bajo la bandera del sandinismo (pp.173-194). Managua: Editorial Nueva Nicaragua
Moncada, M. (2002). La Restauración Conservadora. Periodo 1910-193. En Historia de Nicaragua (pp.235-293). Managua: Editorial Ciencias Sociales.
Reyes Monterrey, J. (1989). Apuntamientos básicos para el estudio de la historia general de Nicaragua. León, Nicaragua: Editorial Universitaria.



Elaboración: Lic. Adolfo Díaz Pérez
Docente de Ciencias Sociales
Facultad de Educación e Idiomas

Managua, marzo 2020.

miércoles, 4 de marzo de 2020

¿Para qué estudiar historia?



¿Para qué estudiar historia?


La historia es cada vez más necesaria
La Historia reflexiona sobre el conjunto de la sociedad en tiempos pasados y pretende enseñar a comprender cuáles son las claves que están detrás de los hechos, de los fenómenos históricos, y de los procesos. Tiene un alto poder formativo para los futuros ciudadanos, en cuanto, aunque no les enseña cuáles son las causas de los problemas actuales, pero sí les muestra las claves del funcionamiento social en el pasado. Es por lo tanto un inmejorable laboratorio de análisis social. La Historia, como ejercicio de análisis de problemas de las sociedades de otros tiempos, ayuda a comprender la complejidad de cualquier acontecimiento, de cualquier fenómeno social político…, y de cualquier proceso histórico analizando causas y consecuencias. Aquí radican sus mejores posibilidades formativas.

Una historia para el presente a partir del pasado
La Historia no explica el presente sino el pasado. El no entender esto explica errores tan importantes como los que se hacen en determinadas propuestas curriculares que sazonan los problemas actuales con contenidos o informaciones históricas. Quien así lo propugna demuestra, o ignorancia sobre lo que es la Historia, o bien incurre en el trasnochado historicismo de los historiadores románticos o simplemente reaccionarios. El estudio de la Historia no lleva a la conclusión de que todo se repite como un eterno retorno, y mucho menos que se pueda conocer por dónde van a transcurrir los acontecimientos. Ya he dicho en otras ocasiones que el conocimiento histórico no da ninguna potestad para averiguar el futuro, y ello se demuestra simplemente comprobando las opiniones, en ocasiones pintorescas, que emiten los historiadores sobre el presente.

En todo caso, la Historia sirve como primer análisis para abordar los problemas sociales, políticos o económicos y saber situarlos en un contexto determinado. Sin embargo, hay veces en que parece que muchas cosas de las que acontecen no han sido definitivamente resueltas y ante determinadas circunstancias vuelven a retomarse, tal vez de manera parecida, tal vez envueltas en otras formas, porque el tiempo no pasa en balde y las cosas van adaptándose a la nueva época.

La Historia tiene un gran poder formativo en la educación.
La Historia, como disciplina científica, es un tipo de conocimiento de un gran poder formativo y también educativo. Y lo tiene por ser un medio válido para aprender a realizar análisis sociales (en el sentido amplio). Permite estructurar todas las demás disciplinas sociales y hace posible incorporar muchas situaciones didácticas para trabajar las diversas habilidades intelectuales y potenciar el desarrollo personal. Por lo tanto, defiendo que la Historia es una materia que debe ocupar un lugar importante en el currículo educativo general.

Por consiguiente, la presencia de la Historia en la educación se justifica por muchas y variadas razones. Además de formar parte de la construcción de cualquier perspectiva conceptual en el marco de las Ciencias Sociales, tiene, desde nuestro punto de vista, un interés propio y autosuficiente como materia educativa de gran potencialidad formadora. Entre otras posibilidades porque facilita la comprensión del presente, ya que no hay nada en el presente que no pueda ser comprendido mejor conociendo los antecedentes. La Historia no tiene la pretensión de ser la “única” disciplina que intenta ayudar a comprender el presente, pero puede afirmase que, con ella, su conocimiento cobra mayor riqueza y relevancia.

Asimismo, la historia, desde la escuela, prepara a los alumnos para la vida adulta. La Historia ofrece un marco de referencia para entender los problemas sociales, para situar la importancia de los acontecimientos diarios, para usar críticamente la información, en definitiva, para vivir con la plena conciencia ciudadana; también, potencia en los niños y adolescentes un sentido de identidad, pues tener una conciencia de los orígenes significa que cuando sean adultos podrán compartir valores, costumbres, ideas, etc. Nuestra concepción de la educación no puede llevar a la exclusión o al sectarismo, por lo que la propia identidad siempre cobra su positiva dimensión en la medida que movilice hacia la mejor comprensión de lo distinto, lo que equivale a hablar de valores de tolerancia y de valoración de lo diferente.

Retos en la enseñanza de la Historia
La enseñanza de la Historia, su didáctica, tiene planteados importantes retos para situarla en su máxima posibilidad formativa como conocimiento escolar. Los retos suponen superar los problemas actuales, obviar los modelos casi escolásticos que nos ofrecen los modelos curriculares psicologistas tan en boga en España e Iberoamérica en las dos últimas décadas. En este sentido, sugiero que en la enseñanza de la Historia se debe trabajar por dar un fuerte impulso a la innovación didáctica en la enseñanza de la Historia. Ello solamente puede hacerse desde la autonomía profesional, la discusión y la preparación de experiencias y materiales que hagan del alumnado el protagonista del proceso de aprendizaje.


Tomado de:
Prats, J. (2001). Enseñar historia: notas para una didáctica renovadora. Mérida: Consejería de Educación, Ciencia y Tecnología.
Prats, J. (2007, junio). La historia es cada vez más necesaria para formar personas con criterios. Escuela, pp.22-23.

martes, 26 de febrero de 2019

El diseño metodológico en el protocolo de investigación

Saludos estimados estudiantes, la presentación que se incluye a continuación pretenden mostrar una esbozo general acerca de lo que consiste el diseño metodológico de la investigación, particularmente, sobre el diseño que estamos desarrollando en la asignatura Metodología de la Investigación.

Les invito a dejar sus comentarios. Saludos.