lunes, 23 de marzo de 2020

Dominación e intervención extranjera en Nicaragua

·         La invasión española: choque entre culturas
La llegada de Cristóbal Colón al hemisferio occidental en nombre de la Corona española es un hecho, pero evidentemente no corresponde al primer contexto externo con este inmenso territorio que después se llamaría América. Sin embargo, la llegada de Colón tiene un valor histórico que nadie pone en duda, y dio paso a que posteriormente se llevara a cabo la conquista y colonización, anteriormente, ninguno de los visitantes, que fueron varios, tuvieron la capacidad para colonizar este hemisferio, ni traían ese objetivo.

No obstante, con la llegada de los españoles en 1523 al territorio de la Nicaragua de hoy, se inició la resistencia indígena, que de forma permanente se opuso al dominio del invasor. Muy lejos de ser un “descubrimiento”, como dicta la historia convencional escrita y legitimada por el opresor, fue un choque violento entre culturas, una lucha constante de nuestros grupos originarios contra el colonialista español mantenida luego durante los tres siglos que duró la dominación. Se caracterizó por ser un período con un elevado costo en destrucción de vidas humanas a través de guerras, trabajo pesado, genocidio y enfermedades desconocidas provenientes del continente europeo, ante las que nuestro pueblo no poseía anticuerpos.

Cabe indicar que, los colonizadores llegados a estas tierras no pertenecían a los ejércitos regulares coloniales, sino que eran muchos de ellos ex convictos que buscaban una mejor posición económica y social sin importarles el uso de formas o medios criminales para obtenerlas. Como consecuencia, la resistencia indígena en Nicaragua fue una lucha armada, acompañada de otras modalidades violentas y pacíficas, que de forma permanente se realizaron en respuesta a la crueldad y explotación de los invasores españoles y autoridades coloniales, y sobre todo a la defensa de su cosmovisión y su tierra. A pesar de la superioridad militar española, esta resistencia heroica deja al descubierto cómo el ejemplo de la lucha indígena contra el opresor, marca la conciencia combativa de los pueblos de Nicaragua en busca de justicia, patria y libertad.

A expensas de esto, no se puede desconocer el mérito, desde el punto de vista científico y humano, de la hazaña de Colón, de su coraje personal y de la capacidad para aprovechar la escasa experiencia acumulada hasta entonces en cuanto a la navegación oceánica. Sin embargo, no podemos omitir que Colón fue un hombre de su tiempo y que llegó a América con la cruz y con la espada a tomar posesión de todo lo que se encontraba, y como consecuencia de esto inició la conquista de nuestros pueblos americanos, el desalojo de sus tierras, la destrucción de sus civilizaciones, el exterminio de la población indígena, pues ¿Cómo vamos a ignorar que las guerras, las matanzas indiscriminadas, la explotación más feroz, hasta las enfermedades importadas de Europa, liquidaron a decenas de millones de seres humanos en uno de los procesos más sangrientos y dramáticos que registra la historia de la humanidad?

En este sentido, debemos hacer una conmemoración crítica del hecho “descubrimiento”, porque la verdad es que lo que se trató fue de la imposición de una cultura sobre otra. Ejemplo de esto fue el repugnante comercio de seres humanos en virtud del cual, durante más de tres siglos, incontables millones de africanos fueron arrancados a la fuerza de sus patrias y sometidos a un régimen de trabajo brutal en las plantaciones y minas de América.

·         La doctrina Monroe
La política expansionista norteamericana encuentra su mejor expresión en la “Doctrina Monroe”, llamada así por la declaración en 1823 del presidente James Monroe, con la finalidad de evitar que las antiguas colonias españolas de América cayeran bajo el dominio de las potencias europeas, pues deseaban reservar esta vasta zona como exclusivo campo de acción para la futura empresa de expansión comercial en el contexto de su creciente poderío industrial y económico. Su famosa idea declarada fue “América para los americanos”, que inicialmente hizo suponer a nuestros pueblos que la nueva potencia surgía para proteger la soberanía de Hispanoamérica de las amenazas europeas, pero en el trasfondo, esto era un plan yanqui para apoderarse sin oposición de todo el continente americano y someterlo a la hegemonía de Washington.

·         El filibusterismo y la Guerra Nacional
Un aventurero del sur, Byron Cole, logró entenderse con el Lic. Francisco Castellón, presidente del gobierno provisorio de León, a quien convenció para que contratara una fuerza mercenaria que, llegada de los Estados Unidos, le apoyara en su lucha contra los granadinos conservadores con quienes se disputaban el poder y el control de Nicaragua. Estas personas, a cambio de su apoyo recibirían sueldo y tierras gratuitamente al finalizar la contienda. Cole traspasó el contrato al notorio aventurero William Walker, quien ya había adquirido experiencia filibustera en su intento por arrebatarle a México el Estado de Sonora.

En la guerra filibustera, Walker rompió con sus aliados liberales y logró apoderarse de la ciudad de Granada, fusiló a dirigentes políticos de ambos bandos y aumentó el número de falangistas y armamentos que le enviaban de los Estados Unidos; así también, se proclamó presidente de Nicaragua en 1856 y decretó el inglés como lengua oficial, además, Walker confiscó haciendas de mestizos para entregárselas a individuos de raza blanca y ordenó el restablecimiento de la esclavitud. Todo esto con apoyo y reconocimiento del gobierno de los Estados Unidos, puesto que sus intereses comunes los congregaba a librar una lucha común con el interés de apoderarse de la ruta del tránsito transoceánico de Nicaragua y obtener mano de obra barata para la producción industrial y el trabajo obrero.

·         Diplomacia del dólar
Derrotado el gobierno de Zelaya, Estados Unidos implementa la nueva política exterior denominada “Diplomacia del dólar”, la cual consistía en el otorgamiento de empréstitos a ciertos países bajo condiciones más o menos onerosas, con garantías oficiales que aseguraban a los banqueros prestamistas una razonable protección por parte del Departamento de Estado Norteamericano. Este la ejercía controlando, como garantía de las inversiones, los ferrocarriles, telégrafos, bancos y aduanas de los países prestatarios. Esta política, resultó ser una forma de dominación sutil, ya que por la vía del endeudamiento y con la agresión militar en segundo plano, el país pasaba a subordinarse política y económicamente al Departamento de Estado norteamericano.

·         Los pactos Dawson y el tratado Castrillo Knox
Thomas Dawson, al llegar a Nicaragua el 27 de octubre del 1910 como enviado especial de los Estados Unidos luego del golpe de Estado a José Santos Zelaya, instruyó a los líderes insurrectos nicaragüenses a firmar lo que se denominaría Pactos Dawson, que incluía lo siguiente:  Elección temporal de un presidente y vicepresidente, en este caso, Juan José Estrada y Adolfo Díaz; la negociación de un empréstito garantizado con un porcentaje de los derechos de aduana; y un desembolso en concepto de préstamo para el establecimiento de un banco administrado por banqueros yanquis, el mejoramiento del ferrocarril que ellos controlaban, y la construcción de un nuevo ferrocarril con dinero del país.

·         Saqueo de los bienes nacionales a través de empréstitos
El 8 de octubre de 1913, Nicaragua suscribió con los Brown Brothers un tercer empréstito por dos millones de dólares. Se garantizó: con un gravamen sobre los derechos de aduanas subsiguientes a los concedidos con anterioridad; con las acciones prendadas del Banco Nacional y del Ferrocarril del Pacífico que pertenecieran a Nicaragua. Además, el país vendió el 51% del capital del Ferrocarril Nacional del Pacífico en un millón de dólares, y el 51 % de las del Banco Nacional por 153 mil dólares. Como si ello no bastara, en caso de que la “República” “deseara” vender sus acciones prendadas en el Banco y en los Ferrocarriles, daría el derecho preferente de compra a Brown Brothers. 

Al final, los banqueros sencillamente se prestaron para pagarse a sí mismos, o dieron dinero a cambio de apoderarse de los bienes del país. Entregaron 750 mil a la República, 153 mil al Banco. Y eso fue todo. Pero adquirieron un crédito por un millón 60 mil dólares, hipotecaron las aduanas administradas por un agente suyo y se apoderaron del Ferrocarril y del Banco. Pagando todo, Nicaragua salió debiendo un millón 60 mil dólares a los banqueros, perdió el saldo Ethelburga, sus bancos y ferrocarriles pasaron a ser controlados y manejados por los Brown Brothers.

En 1909 ocurre el asesinato de dos norteamericanos de apellidos Cannon y Groce, culpables de participar en acciones armadas contra el Gobierno de Nicaragua. Al respecto, el Gobierno de los Estados Unidos dirige una nota conocida como “Nota Knox”, al gobierno de Nicaragua, en la cual declara abiertamente el derecho de intervenir en los asuntos internos de Nicaragua. Así en 1910, barcos de guerra de EEUU intervienen a favor de los conservadores de Nicaragua, e imponen un gobierno entreguista. Hacia 1912, el país es ocupado por millares de infantes de la marina de EEUU, y Benjamín Zeledón emprende una lucha de resistencia en contra de la ocupación militar de Nicaragua.

·         El tratado Chamorro-Bryan
Este ocurrió el 5 de agosto de 1914 a cargo del secretario de Estado de los Estados Unidos, William Jennings Bryan, y el enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de Nicaragua, Emiliano Chamorro; este tratado consistió en lo siguiente:

·         Perpetuamente Nicaragua concedía a Estados Unidos el derecho exclusivo y propietario para que, cuando éste lo estimada conveniente, construyera, operara y mantuviera un canal interoceánico por Nicaragua.
·         En 99 años, Nicaragua daba en arriendo a Estados Unidos Las islas de Maíz y le concedía el derecho a establecer, operar y mantener una base naval en cualquier parte del Golfo de Fonseca que estuviera comprendida en su territorio. Ambas concesiones se sujetarían exclusivamente a leyes y soberanía estadounidense.
·         Al momento de ratificarse el tratado, Nicaragua recibiría en concepto de pago por la venta de su territorio, tres millones de dólares.

·         Política del Gran Garrote (Big Stick)
Esta política fue formulada por el presidente Teodoro Roosevelt (1901-1909), y tuvo como antecedente la guerra hispano-cubana norteamericana, primera guerra imperialista, que ocurrió precisamente en Cuba y trajo como resultado la pérdida de la independencia al imponerse la República Neocolonial. Este tipo de política consiste en el uso de la fuerza contra los países que se negaran a aceptar sus ofertas "generosas". Cuba no fue el único país sobre el cual cayeron las garras del águila del norte. A partir de ese momento se aplicaría el Big Stick o Gran Garrote, caracterizada por las intervenciones militares directas de los marines norteamericanos, en Santo Domingo, Panamá, Nicaragua, México, Haití y Cuba.

Nicaragua fue intervenida militarmente a partir de 1912 cuando 2.700 marines norteamericanos invadieron Nicaragua “para proteger los intereses de Estados Unidos durante un conato de revolución dirigido por el General Benjamín Zeledón, dando comienzo a una ocupación que se mantendría casi continuamente hasta 1933, siendo expulsados por el General Augusto C. Sandino y su Ejército Defensor de la Soberanía Nacional.

·         Política de la buena vecindad
Esta nueva estrategia de dominación norteamericana, aparece como una fórmula tendiente a no comprometer directamente a Estados Unidos en los asuntos internos de los países latinoamericanos, por tal razón, se postuló el principio de la no intervención. Desde entonces, la principal forma de penetración imperialista en el continente tendría un carácter primordialmente económico y la intervención militar pasaría a segundo plano. Por consiguiente, Estados Unidos fomentó por varios rincones de América Latina la existencia de dictaduras militares, a las que financiaría, asesoría y apertrecharía. La imposición de regímenes militares entreguista y la formación de la guardia nacional explicarían por sí mismo en qué consistía la política de la buena vecindad. 

Por citar un ejemplo, el Centroamérica la situación política figuraba de la siguiente manera: En Guatemala, se implantó la de Jorge Ubico (1931-1944); en El Salvador, la de Maximiliano Hernández Martínez (1935-1944); en Honduras, la de Tiburcio Carías Andino (1935-1949); en Nicaragua, la de Anastasio Somoza García y sus herederos (1934-1979), y la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo (1930-1961) en República Dominicana. 


Referencia:
Borge, T. (2009). Un grano de maíz. Conversando con Fidel Castro. Edición Peruana Nicaragüense.
Colectivo de asignatura de Geografía e Historia de Nicaragua. (2019). Dossier de Geografía e Historia de Nicaragua. UNAN-Managua.
Díaz, A. (2013). Las tres revoluciones independentistas de América desde la historia de Nicaragua. Managua: Aldilá.
Equipo de capacitación Departamento Managua, FSLN 2020. Tema 1: De Diriangén a Sandino. Las raíces de nuestra rebeldía.
Fonseca Amador, C. (1981). Nicaragua Hora Cero. En Bajo la bandera del sandinismo (pp.173-194). Managua: Editorial Nueva Nicaragua
Moncada, M. (2002). La Restauración Conservadora. Periodo 1910-193. En Historia de Nicaragua (pp.235-293). Managua: Editorial Ciencias Sociales.
Reyes Monterrey, J. (1989). Apuntamientos básicos para el estudio de la historia general de Nicaragua. León, Nicaragua: Editorial Universitaria.



Elaboración: Lic. Adolfo Díaz Pérez
Docente de Ciencias Sociales
Facultad de Educación e Idiomas

Managua, marzo 2020.

miércoles, 4 de marzo de 2020

¿Para qué estudiar historia?



¿Para qué estudiar historia?


La historia es cada vez más necesaria
La Historia reflexiona sobre el conjunto de la sociedad en tiempos pasados y pretende enseñar a comprender cuáles son las claves que están detrás de los hechos, de los fenómenos históricos, y de los procesos. Tiene un alto poder formativo para los futuros ciudadanos, en cuanto, aunque no les enseña cuáles son las causas de los problemas actuales, pero sí les muestra las claves del funcionamiento social en el pasado. Es por lo tanto un inmejorable laboratorio de análisis social. La Historia, como ejercicio de análisis de problemas de las sociedades de otros tiempos, ayuda a comprender la complejidad de cualquier acontecimiento, de cualquier fenómeno social político…, y de cualquier proceso histórico analizando causas y consecuencias. Aquí radican sus mejores posibilidades formativas.

Una historia para el presente a partir del pasado
La Historia no explica el presente sino el pasado. El no entender esto explica errores tan importantes como los que se hacen en determinadas propuestas curriculares que sazonan los problemas actuales con contenidos o informaciones históricas. Quien así lo propugna demuestra, o ignorancia sobre lo que es la Historia, o bien incurre en el trasnochado historicismo de los historiadores románticos o simplemente reaccionarios. El estudio de la Historia no lleva a la conclusión de que todo se repite como un eterno retorno, y mucho menos que se pueda conocer por dónde van a transcurrir los acontecimientos. Ya he dicho en otras ocasiones que el conocimiento histórico no da ninguna potestad para averiguar el futuro, y ello se demuestra simplemente comprobando las opiniones, en ocasiones pintorescas, que emiten los historiadores sobre el presente.

En todo caso, la Historia sirve como primer análisis para abordar los problemas sociales, políticos o económicos y saber situarlos en un contexto determinado. Sin embargo, hay veces en que parece que muchas cosas de las que acontecen no han sido definitivamente resueltas y ante determinadas circunstancias vuelven a retomarse, tal vez de manera parecida, tal vez envueltas en otras formas, porque el tiempo no pasa en balde y las cosas van adaptándose a la nueva época.

La Historia tiene un gran poder formativo en la educación.
La Historia, como disciplina científica, es un tipo de conocimiento de un gran poder formativo y también educativo. Y lo tiene por ser un medio válido para aprender a realizar análisis sociales (en el sentido amplio). Permite estructurar todas las demás disciplinas sociales y hace posible incorporar muchas situaciones didácticas para trabajar las diversas habilidades intelectuales y potenciar el desarrollo personal. Por lo tanto, defiendo que la Historia es una materia que debe ocupar un lugar importante en el currículo educativo general.

Por consiguiente, la presencia de la Historia en la educación se justifica por muchas y variadas razones. Además de formar parte de la construcción de cualquier perspectiva conceptual en el marco de las Ciencias Sociales, tiene, desde nuestro punto de vista, un interés propio y autosuficiente como materia educativa de gran potencialidad formadora. Entre otras posibilidades porque facilita la comprensión del presente, ya que no hay nada en el presente que no pueda ser comprendido mejor conociendo los antecedentes. La Historia no tiene la pretensión de ser la “única” disciplina que intenta ayudar a comprender el presente, pero puede afirmase que, con ella, su conocimiento cobra mayor riqueza y relevancia.

Asimismo, la historia, desde la escuela, prepara a los alumnos para la vida adulta. La Historia ofrece un marco de referencia para entender los problemas sociales, para situar la importancia de los acontecimientos diarios, para usar críticamente la información, en definitiva, para vivir con la plena conciencia ciudadana; también, potencia en los niños y adolescentes un sentido de identidad, pues tener una conciencia de los orígenes significa que cuando sean adultos podrán compartir valores, costumbres, ideas, etc. Nuestra concepción de la educación no puede llevar a la exclusión o al sectarismo, por lo que la propia identidad siempre cobra su positiva dimensión en la medida que movilice hacia la mejor comprensión de lo distinto, lo que equivale a hablar de valores de tolerancia y de valoración de lo diferente.

Retos en la enseñanza de la Historia
La enseñanza de la Historia, su didáctica, tiene planteados importantes retos para situarla en su máxima posibilidad formativa como conocimiento escolar. Los retos suponen superar los problemas actuales, obviar los modelos casi escolásticos que nos ofrecen los modelos curriculares psicologistas tan en boga en España e Iberoamérica en las dos últimas décadas. En este sentido, sugiero que en la enseñanza de la Historia se debe trabajar por dar un fuerte impulso a la innovación didáctica en la enseñanza de la Historia. Ello solamente puede hacerse desde la autonomía profesional, la discusión y la preparación de experiencias y materiales que hagan del alumnado el protagonista del proceso de aprendizaje.


Tomado de:
Prats, J. (2001). Enseñar historia: notas para una didáctica renovadora. Mérida: Consejería de Educación, Ciencia y Tecnología.
Prats, J. (2007, junio). La historia es cada vez más necesaria para formar personas con criterios. Escuela, pp.22-23.